Lo mejor de trabajar con hombres es que te reís, aunque no quieras, te reís.
Lo peor es que tu cerebro empieza a funcionar como el de ellos: con doble sentido.
Algunas cosas que ya no digo sin sentirme un ninfómana:
. Al almacenero: Dame una leche, por favor.
. Al kiosquero: Una pajita, por favor.
. Al colectivero: Parada, por favor.
. Al otro pasajero del bondi: ¿No me tocarías el timbre, por favor?
Para cuando terminaste la frase, lo que más bronca te da es haberlo pedido por favor.
Hace 12 años